Foto: Galilea (por cortesía de J.L. Coello, Buques de la Armada Española: los años de la postguerra)
Nota: la imagen corresponde al "Osado" tal y como fue entregado originalmente.

Foto: Col. J.L. Coello (por cortesía de J.L. Coello, Buques de la Armada Española: los años de la postguerra)
Nota: la imagen corresponde al "Relámpago" ya modernizado.

Buques de la clase:

* NOTA: los buques para los que se indican dos fechas de alta son los que llegaron a entrar en servicio según el proyecto original; el resto entraron en servicio directamente en la versión modernizada.

Características:

Según proyecto original:
Desplazamiento: 1.450 tons apc
Dimensiones: 94 x 9'5 x 3'6 metros
Propulsión: 3 calderas La Seyne de vapor recalentado, 2 turbinas Rateau, 2 hélices, 30.800 cv, 32 nudos
Tripulación: 171
Armamento: 3 cñ de 105 mm Rheinmetall DP, 2 cñ dobles 37/80 mm, 2 cñ cuádruples de 20 mm, 2 tlt triples de 533 mm antibuque, 4 morteros y 6 varaderos de cargas de profundidad, 30 minas

Según proyecto modernizado:
Desplazamiento: 1.550 tons apc
Dimensiones: 94 x 9'5 x 3'6 metros
Propulsión: 3 calderas La Seyne de vapor recalentado, 2 turbinas Rateau, 2 hélices, 30.800 cv, 32 nudos
Tripulación: 195
Radar: MLA-1b 2-D aéreo, SPS-5B de superficie
Sonar: QHB-a casco
Dirección de tiro: Mk 63 con radar SPG-34 (cñ de 76'2 mm)
Armamento: 2 cñ de 76'2/50 mm Mk-34 DP, 2 cñ 40/70 mm Bofords AA, 2 canastas Mk 4 para torpedos ASW Mk 32 325 mm (6 torpedos), 2 Erizos Mk 11 ASW, 8 morteros Mk 6 y 2 varaderos Mk 9 para cargas de profundidad

Historia:

Los destructores ligeros clase Audaz eran, inicialmente, una versión española de los torpederos franceses de la clase "Le Fier". A principio de los años 40, los nazis proporcionaron a la Armada Española los planos de estos buques, que habían sido capturados en 1940, cuando se hallaban en construcción para la Marina Francesa y pasaron luego a manos de la Kriegsmarine. El proyecto era demasiado complicado para la capacidad de la industria nacional, especialmente en lo referente a la maquinaria, que nunca llegó a funcionar adecuadamente. Además, con el paso de los años, el proyecto original, de 1937, estaba totalmente obsoleto. Por esta razón, aunque cuatro de los buques de la clase fueron terminados según el diseño original (tras 13 años de esfuerzos), la totalidad de los buques fueron incluidos en el Programa de Modernización, elaborado con la colaboración de EEUU tras los acuerdos de 1953.

Gracias a la modernización, los Audaz dejaron, al menos sobre el papel, de ser unos buques obsoletos, de tecnología francesa anterior a la Segunda Guerra Mundial, para pasar a convertirse en unos modernos escoltas ASW de tecnología USA, con una adecuada defensa antiaérea. Sin embargo, la realidad fue muy diferente: los equipos y el armamento eran modernos, pero la maquinaria seguía sin funcionar, lo cual provocó, entre otras cosas, la pérdida del Ariete, al fallar las máquinas durante un temporal. Por esta razón, los Audaz tuvieron una corta vida operativa, de unos 10 ó 12 años de servicio.

Los D-30 formaron la 31ª Escuadrilla de Escoltas, con base en Ferrol, lo cual fue otro error más en su historia, ya que se trataba de buques pequeños, con problemas de estabilidad y de maquinaria, muy poco aptos para las duras aguas del Atlántico. Participaron en numerosas maniobras nacionales, con la US Navy y con otros paises de la OTAN. Sin embargo, tras la pérdida del Ariete, fueron transferidos a Cartagena, donde probablemente deberían haber estado siempre. Sin embargo, la mala fama les perseguía y ya no fueron utilizados en misiones de primera línea, siendo pronto dados de baja.

Se puede decir que el fiasco de los "Audaz", junto con los "Oquendo" y los submarinos clase D fueron clara consecuencia del atraso industrial producido por la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial y los años del aislamiento internacional de España. Estos buques demostraron sin lugar a dudas que para tener una Armada moderna y eficaz no basta con tener voluntad política y redactar planes navales ambiciosos, sino que es necesario además el respaldo de una industria nacional fuerte, capaz de proyectar y construir buques eficaces y disponer en la Armada de oficiales lúcidos y bien formados, que establezcan en esos planes navales objetivos tecnológicamente avanzados, al tiempo que abordables con los medios y la capacidad industrial disponible. Ciertamente, hoy en día el problema es otro: cuando la industria y la Armada están por fin bien preparados, ahora falta (en muchos casos) la voluntad política.