01/02/2019 La verdad es que es un gusto comprobar la carga de trabajo que tiene Navantia para los próximos años. Dos grandes programas destacan por encima de todos, y son la construcción en Ferrol de las fragatas F-110 y las corbetas para Arabia Saudí en los astilleros de la bahía de Cádiz.
Si bien el primero de los encargos es fruto lógico del tiempo, pues la Armada necesita sustituir a las fragatas de la clase F-80 que llevan ya más de treinta años de servicio, las corbetas son el resultado del esfuerzo de la antigua dirección de Navantia por captar nuevos contratos.
También estos días hemos visto con satisfacción la visita a la India de nuestro ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, apoyando la acción comercial de Navantia en la liza que mantiene con la firma gala Naval Group para la construcción en los astilleros locales de cuatro buques de proyección estratégica basados en el Juan Carlos I.
Pero Navantia ya es mucho más que barcos, y así, también hemos celebrado estos últimos días la adjudicación para la construcción de una subestación eléctrica para Noruega.
La otra área productiva, la de reparaciones, no para de darnos alegrías en los últimos años, y aquí nos hemos encontrado ante la paradoja de que ahora son los Populares los que quieren llevar adelante la construcción de un dique para nuestra factoría, cuando durante el tiempo que gobernaban se negaron a ello aduciendo que la crisis financiera hacía inviable el proyecto. Que hartos estamos del oportunismo político. En fin.
Pero quizás el reto más importante con el que se enfrenta Navantia sea la modernización de sus instalaciones y la transformación digital.
El Plan Estratégico de Navantia, sacado adelante por la presidenta Susana de Sarriá Sopeña, es la base con la cual en el astillero se va a poder afrontar todos estos retos. Nadie puede negar que desde que llegó, la presidenta, gracias a su cercanía y a su disposición de hablar con todo el mundo, ha conseguido en pocos meses lo que otros equipos directivos no lograron en años: la necesaria e imprescindible paz social.
La “guinda” a este pastel deberá de ponerla el programa de los submarinos clase S-80 que se están ultimando en Cartagena. Si aquellos logran alcanzar las expectativas depositadas en ellos desde un punto de vista operativo, todos los años invertidos en su desarrollo habrán merecido la pena. Siempre hemos defendido la tecnología propia a la extranjera, pues si bien hay que invertir muchísimo dinero en I+D+I, las sinergias que producen quedan directamente reflejadas en el nivel competitivo del tejido empresarial y productivo de toda la nación.
Hoy pues, podemos estar orgullosos y esperanzados con el futuro de Navantia. Ahora toca trabajar.
Este artículo fue publicado originalmente en Diario de Ferrol.
El blog Crónicas Navales recoge una selección de artículos publicados por el autor en la columna de opinión homónima que se publica quincenalmente en Diario de Ferrol.
Alejandro Anca Alamillo (1968) es historiador Naval y Marinero Reservista Voluntario Honorífico. Autor de más de un centenar de artículos y una treintena de estudios monográficos, actualmente firma una columna de opinión sobre temas marítimos en el Diario de Ferrol.
A lo largo de su dilatada carrera investigadora, ha sido galardonado con el premio de investigación Josep Ricart i Giralt del Museo Marítimo de Barcelona, y en dos ocasiones en los premios Virgen del Carmen de la Armada Española.
Entre otras condecoraciones, está en posesión de la Cruz al Mérito Naval y la medalla de Académico de Ciencias Naturales Rusas. En el año 2012 fue nombrado doctor Honoris Causa por la Academia Internacional de Historia Natural y recientemente ha sido nombrado consejero del Organo de Historia y Cultura Naval de la Armada Española.
Libros publicados por Alejandro Anca disponibles en librerías.