Nombre de la clase:

España

Tipo de buque:

Acorazado

Buques de la clase:

Nombre Astillero Alta Baja Causa Comentarios
España Bazán-Ferrol 1913 1923 Embarrancado Frente al Cabo Tres Focas
España (2º)
(Alfonso XIII hasta 1931)
Bazán-Ferrol 1915 1937 Hundido Chocó con una mina
Jaime I Bazán-Ferrol 1921 1937 Hundido Explosión interna

Características:

Desplazamiento: 16.450 tons apc
Dimensiones: 139'9 x 24 x 7'7 metros
Propulsión:
12 calderas Yarrow, 4 turbinas Parsons y 4 hélices; 20.000 cv (22.000 forzando calderas); 19'5 nudos
Tripulación: 850 hombres
Protección: Faja baja de 230 mm, 150 mm en la media y 75 mm en la alta. 100 mm y 50 mm en los extremos de proa y popa, respectivamente; 250 mm en las torres de grueso calibre y puesto de mando; batería media protegida por planchas de 75 mm; cubierta protectora de 25 mm a 50 mm; inicialmente, portaron 20 tangones para redes antitorpedo
Armamento: 8 cañones de 305/50 mm; 20 cañones de 101/50 mm; 2 cañones AA de 47 mm; 2 piezas de desembarco de 70 mm y 2 ametralladoras Maxim

Historia:

Después del desastre del 98, del cual fue en gran medida culpada la Armada, se sucedieron 4 planes navales (obra de Sánchez de Toca, Ferrándiz, Cobián y Villanueva) de los cuales ninguno pudo ser llevado a buen puerto. En 1907 accedió al poder el conservador Maura siendo nombrado ministro de Marina el capitán de navío José Ferrándiz. El 7 de enero de 1907, y gracias a la defensa realizada por Maura, era aprobado la ley de reforma naval (más conocido como plan Ferrándiz) casi por unanimidad. El núcleo del plan eran los 3 acorazados tipo "Dreadnought", aunque su reducido desplazamiento los convirtió en los "Dreadnought" más pequeños del mundo. Construídos los tres en el Ferrol por la recién nacida SECN (Sociedad Española de Construcciones Navales), fueron los primeros y últimos acorazados monocalibre construídos en España. Al concurso convocado en la "Gaceta" del 23 de abril de 1908 se presentaron las casas Ansaldo italiana y Vickers-Amstrong británica, siendo finalmente seleccionada esta última. El proyecto se podía considerar como una reducción de los cruceros de batalla británicos clase "Indefatigable", dando máxima prioridad al armamento en detrimento de la velocidad y protección. El coste total de los 3 buques fue de 130 millones, a unas 2.870 pts la tonelada.

Buques de bella factura, su cubierta corrida tenía como únicas superestructuras el puente de mando, una gran chimenea situada en la mitad del casco y un pequeño puente secundario a popa. Estaban armados con 8 cañones de 305 mm y 50 calibres modelo Armstrong 1905. El peso de cada cañón era de 67.1 toneladas, mientras que el del proyectil era de 385 kg con una velocidad inicial de 902 m/s. El alcance máximo eran 21.500 metros con una elevación máxima de la pieza de 15º y una cadencia de tiro de un disparo por minuto. La disposición de las torres permitían el disparo en andanada de los 8 cañones de grueso calibre y la mitad de los de 101 mm así como 6 piezas de grueso calibre en caza o retirada. Este fue el punto fuerte de estos buques, siendo su protección inadecuada para enfrentarse a buques armados con piezas de 305 mm o calibres superiores, mientras que su velocidad de 19.5 nudos era escasa comparada con los 21 nudos que daban los "Dreadnought" de primera generación, luego sobrepasados ampliamente por buques como los "Queen Elizabeth" británicos que lograban alcanzar los 25 nudos. También fueron criticados por tener bordas muy bajas, lo que dificultaba el tiro con mar agitada, especialmente de la batería secundaria. Estos eran los principales defectos de estos barcos y principales críticas de sus detractores, que argumentaron (y argumentan) en su contra que no eran adecuados para hacer frente a otros acorazados ni para dar caza a grandes cruceros. A pesar de sus limitaciones, eran unos buques excelentes siendo denominados algunas veces como "Dreadnought de bolsillo", que proporcionaron a la Armada Española un cierto prestigio al poder alinear una pequeña escuadra de acorazados (cosa que no ocurría desde el Sexenio cuando se disponía de 7 fragatas blindadas incluida la famosa y poderosa Numancia). También hay que hacer notar el hecho de su factura nacional, permitiendo un nuevo resurgir de la industria naval nacional, prácticamente en absoluto letargo desde la entrega de los últimos buques del plan Miranda del año 1897. Salvando las distancias, la puesta en servicio de estos buques fue un acontecimiento equivalente a la puesta en servicio, hoy en día, de 3 portaaviones clase Príncipe de Asturias, y sólo tenemos que recordar las dificultades sufridas por éste. Aún hoy siguen siendo, junto al citado Príncipe de Asturias (y a otro nivel el AOR Patiño), los buques de guerra más grandes construidos en España.

El tiempo empleado en la construcción de los dos primeros fue el normal para buques de este tamaño, especialmente si lo comparamos con las construcciones de finales del siglo XIX. El Jaime I sufrió un gran retraso debido al estallido de la I Guerra Mundial, lo que imposibilitó su puesta a punto hasta el año 1921, principalmente debido a que Gran Bretaña retuvo su artillería principal, no siendo entregada hasta pasados varios meses del final de la contienda. Este buque estuvo a punto de no ser gemelo a sus hermanos, ya que en el año 1910 se estudió una reforma del diseño original en el que se aumentaba la potencia de sus máquinas y se le dotaba de una segunda chimenea con lo que se conseguirían los 21 nudos de marcha. El desplazamiento aumentaría hasta las 17.000 toneladas, manteniendo el armamento y la protección inalterados. La falta de créditos dio al traste con el proyecto.

La historia de estos buques transcurrió de forma apacible con misiones de representación y muestra de pabellón, aunque no se puede olvidar su actuación durante la campaña africana, especialmente durante el desembarco de Alhucemas. La Guerra Civil supuso un triste final para los dos buques supervivientes.

Durante los primeros años de servicio del España su principal misión fue la custodia de las costas Españolas durante la I Guerra Mundial. En el año 1920 visitó Chile con la comisión que representaba a España con motivo del centenario de la fundación de dicho país. Durante este viaje, el acorazado se convirtió en el primer buque de guerra español que atravesó el Canal de Panamá. El 7 de agosto de 1922 se celebró a bordo la presentación del Príncipe de Asturias como guardiamarina. Un año después, el día 6 de agosto, el acorazado embarrancó, en medio de una espesa niebla, frente al cabo Tres Focas. El buque quedó atrapado entre las rocas, con una gran brecha en el casco por la banda de estribor, quedando inundada la sala de máquinas. A pesar de los intentos realizados, fue imposible recuperarlo, siendo destruido por los fuertes temporales que se desencadenaron ese invierno. Del desdichado acorazado se rescataron todos los materiales de valor, incluyendo sus cañones de grueso calibre que fueron desmontados de las torres, dejándolos caer al fondo de donde fueron recuperados por el buque de salvamento de submarinos Kanguro.

El Alfonso XIII comenzó su carrera protegiendo las costas españolas durante los años de la I Guerra Mundial y posteriormente actuando frente a las costas africanas. A este buque le correspondió el honor de ser el primer buque de guerra español que fondeó en Cuba después de su pérdida, concretamente en La Habana, en julio de 1920. Posteriormente visitó Puerto Rico y Nueva York. En noviembre de 1923 formó escuadra con su hermano Jaime I y otras unidades de la escuadra, trasladando a Italia a los Reyes y al general Primo de Rivera. En septiembre de 1925, nuevamente junto al Jaime I y al acorazado francés Paris, participó con brillantez en el desembarco de Alhucemas, recibiendo algún impacto sin ninguna consecuencia. La llegada de la República supuso el cambio de nombre por el de España, estudiándose una modernización de ambos buques. La reforma incluía el cambio de las 20 piezas de 101 mm por otras 12 de 120 mm instaladas en las casamatas externas; sustitución de los cañones antiaéreos de 76 mm por ametralladoras antiaéreas pesadas; instalación de una dirección de tiro moderna y otros equipos, así como el embarque de dos hidroaviones, pero no se contemplaba la instalación de una catapulta. Tampoco se incluía la transformación de las calderas para quemar petróleo en vez de carbón. El presupuesto estimado fue de unos 30 millones, aunque la antigüedad de los barcos y su escaso porte desaconsejaron cualquier inversión el ellos. Al estallar la Guerra Civil el "abuelo", sobrenombre con el que popularmente era conocido el España, se encontraba en El Ferrol como depósito de marinería, siendo tomado por las fuerzas Nacionales. A pesar de su mal estado, fue alistado rápidamente para efectuar el bombardeo de posiciones costeras en el Cantábrico. El 30 de abril de 1937, mientras efectuaba la persecución de un mercante forzador del bloqueo impuesto por los Nacionales, en compañía del destructor Velasco, chocó con una mina frente a Santander. El buque se hundió aunque toda la tripulación fue rescatada por el Velasco.

El Jaime I fue el último en entrar en servicio, siendo comisionado en diciembre de 1923 a Constantinopla, para proteger los intereses nacionales durante la revolución de Mustafá Kemal Ataturk. Durante esta misión fue abordado por el mercante Grass, que le ocasionó algunos desperfectos reparados en los astilleros de Pola. Junto con su gemelo, trasladó a los Reyes a Italia y posteriormente intervino en el desembarco de Alhucemas. El buque se encontraba frente a la costa portuguesa cuando se produjo el estallido de la Guerra Civil, siendo sus oficiales muertos por la tripulación, que condujo el buque a la base de Cartagena. Después de algunas salidas donde sufrió una varada y fue alcanzado por una bomba, el buque se encontraba en Cartagena para reparar cuando el 17 de junio de 1937 resultó completamente destruido por una explosión interna. Hubo más de 300 muertos, siendo las posibles causas de la explosión un descuido de un marinero en los pañoles o un acto de sabotaje.

Francisco José Lora