Infantería de Marina

 

El Apoyo en las operaciones anfibias

El apoyo en las operaciones anfibiasPor José F. Alcalde

 

Gallipoli (1915), Alhucemas (1925), Tarawa (1943), Omaha (1944), San Carlos (1982)... Estos nombres nos traen a la mente una serie de operaciones bélicas con un denominador común: se llevaron a cabo desde el mar contra un objetivo costero fuertemente defendido.

Su finalidad era crear nuevos frentes de operaciones entre los enemigos que les llevasen a distraer grandes efectivos de otros lugares concretos.

Exceptuando el caso de Gallipoli, que se saldó con una frustrante derrota, todas las demás fueron exitosas operaciones, aunque algunas llegaron a rozar el desastre. Este es el caso de Omaha que estuvo a punto de acabar con el reembarque de las tropas, o Tarawa en el que un error de cálculo en las mareas provocó que las lanchas de desembarco quedasen varadas entre las rocas del atolón bajo el fuego enemigo. En estos casos el factor humano fue determinante y permitió ocupar la cabeza de playa y progresar hacia el interior.

Este progreso no se hubiera dado de no ser también por el enorme apoyo material y logístico que tenían a su disposición.

Desembarco

 

Factores del apoyo a las operaciones anfibias

Todas las operaciones arriba citadas, aunque alejadas en el tiempo, siguen siendo referentes a estudiar en la planificación de los asaltos anfibios modernos. Los desembarcos ya no se realizan con miles de buques y decenas de miles de soldados con el apoyo de enormes recursos aéreos y logísticos. Los motivos de este cambio de mentalidad son básicamente los siguientes:

  • El enorme costo económico que supone una fuerza anfibia moderna. Los buques son caros de construir y de mantener, los presupuestos son cada vez más escasos, y los recursos humanos exigen cada vez una mayor capacidad técnica para el manejo de sistemas de armas mas sofisticadas.
  • La letalidad de las armas modernas es cada vez mayor, incluso países con recursos limitados son capaces de poner en funcionamiento misiles SSM que pueden amargarle la fiesta a cualquier fuerza que se acerque a la costa más de lo debido.

Hay, sin embargo, excepciones a esta regla. Durante el asalto argentino a las islas Malvinas, un grupo de Royal marines atacó con armas ligeras a la corbeta Guerrico, cuando esta intentaba entrar en Puerto Argentino, poniéndola en fuga. Los daños recibidos fueron serios teniendo en cuenta el material utilizado.

Estos condicionantes llevan a los estados mayores de las fuerzas anfibias a plantearse una proyección sobre la playa –más allá del horizonte– (OTH). Estas operaciones implican un tipo de unidades de unas características muy concretas:

  • Polivalencia que le permita realizar tanto operaciones anfibias como apoyo aéreo y envolvimiento vertical.
  • Gran capacidad de carga de equipo y tropas.
  • Vehículos de asalto de gran velocidad LCAC capaces de evitar al buque la necesidad de acercarse a la playa más de lo debido.

Estamos hablando de un buque de unas 30.000 t de desplazamiento, con cubierta de vuelo corrida que permita el aterrizaje de helicópteros y en caso de necesidad aviones VSTOL. Además contaría con un dique de gran amplitud capaz de albergar los LCAC, o barcazas de gran capacidad.

LCM-1E

 

Elementos de apoyo

Los apoyos de una fuerza anfibia se optimizan en dos aspectos claramente diferenciados:

Durante la fase del desembarco los apoyos navales y aéreos son de gran importancia ya que permiten a la fuerza de asalto llegar a la playa con los mayores medios intactos posibles.

La fase de consolidación de la cabeza de playa, y el posterior avance al interior contarán con un apoyo más cercano dado principalmente por helicópteros artillados o con las propios VSTOL. Es una fase muy crítica ya que la cercanía de las tropas propias, puede provocar el tan poco deseado fuego amigo.

El error en cualquiera de estas fases puede llevar a una retirada al mar por parte de la fuerza de atacante, no hace falta decir que la retirada en tierra es una maniobra muy difícil de ejecutar, así que imaginemos la situación en un lugar bajo el fuego enemigo sin posibilidades de retirarse en ninguna dirección y... con el mar a las espaldas.

Los dos apoyos antes citados deben ser muy tenidos en cuenta para el éxito, pasamos a comentar algunos aspectos de más interés sobre ámbos:

Apoyo Naval

La retirada en la década pasada de los últimos destructores "cañoneros" de la Armada, dejó a esta sin apoyo artillero naval para sus operaciones anfibias. Cierto es que no se trata de un problema únicamente nuestro, los norteamericanos hicieron lo mismo, después de la Guerra del Golfo, con sus cuatro acorazados del tipo IOWA. Estos buques, armados con nueve piezas de 406mm cada uno, y dotados de misiles Tomahawk con capacidad OTH, eran capaces de machacar objetivos situados a más de cuarenta kilómetros de distancia y convertir el paisaje en algo muy parecido a una vista lunar.

Destructores

Nuestra fuerza de destructores, con cañones de 127mm no tenía, lógicamente la misma capacidad, pero resultaba ser un apoyo de primera clase. Estos buques, debido a su edad, representaban una carga logística y económica muy grande para unos presupuestos que cada vez son más escasos. Buscar un sustituto a este tipo de buques es tarea difícil puesto que aunque los tiempos han cambiado, algunas cosas siguen siendo necesarias, y el apoyo artillero es una de ellas.

En un principio los americanos diseñaron un tipo de navío para suplir esta carencia, se trataría de un buque "todo misiles", que transporta más de 700 de estos ingenios. Cuenta además con características de furtividad sin apenas superestructuras que ofrezcan un blanco a las cabezas de los misiles enemigos.

La idea de estas naves tipo "Arsenal" no pasó del proyecto debido a causas principalmente económicas, aunque teniendo en cuenta los nuevos conflictos surgidos a raíz del 11S, esto pudiera variar en cualquier momento.

Actualmente los cañones de las fragatas son el único apoyo disponible para apoyar desembarcos, aunque el calibre y potencia de las piezas resulta, cuando menos, escaso y poco eficaz.

Con la entrada en servicio de las F-100 con capacidad AEGIS, y el futuro LHD con sus 25.000 t, mejorarán las condiciones de detección lejana para apoyar las operaciones. Sin embargo, la capacidad OTH del buque anfibio queda muy mermada ya que el material que transporta sigue necesitando el acercamiento a la playa para cumplir su misión... con lo que al final estamos en lo mismo.

Apoyo Aéreo

La plantilla de helicópteros de la Armada junto a los Harrier del Grupo de Proyección de la Flota, forman el componente de apoyo aéreo de la fuerza anfibia.

Los tipos de aeronaves de ala rotatoria son adecuados para operaciones de envolvimiento vertical con la Infantería de Marina, sin embargo su capacidad defensiva es escasa y el apoyo que pueden proporcionar en la playa, limitado. Se echa de menos un helicóptero artillado de uso exclusivo embarcado que apoye sobre la playa a la fuerza de desembarco.

Sería el momento de recordar al Cobra y a sus versiones actuales que continúan siendo el caballo de batalla de los Marines USA. No cabe duda que formaría un magnífico complemento del futuro LHD, pero como siempre, no deja de ser soñar despiertos.

También debería replantearse la compra de nuevos helicópteros que sustituyan a los ancianos Sea King, una buena opción estaría entre el Merlin o en las versiones embarcadas del Blackhawk, este último contaría con la ventaja de ser ya conocido en nuestra Armada lo cual simplificaría bastante el mantenimiento.

Helicóptero

Los Harrier son un tema aparte, si el desembarco se lleva a cabo con solo nuestros medios, el Grupo de Proyección de la Flota, tendríamos que pensar entonces que el número de aparatos es algo escaso. el cierre de las cadenas de montaje y la no muy lejana baja de estos aparatos del inventario estadounidense, hace complicado pensar en adquirir algunos aparatos de segunda mano, que todo hay que decirlo, nos vendrían muy bien.

Esbozo del futuro LHD de IZAR

El programa actual de los recursos de la BRIMAR, no es excesivamente halagüeño. Con el L-52 Castilla a punto de ser destinado como buque de mando OTAN, dos LST bastante viejos que hay que ir pensando en sustituir, nuestra modernidad reside en el L-51 Galicia, "que no para", y en un futuro, en el LHD. Si este buque llega ser construido, y los dos LSTs sustituidos ganaremos. Si, como es costumbre aquí, cambiamos los dos LSTs por un solo buque y se retrasa la construcción del LHD adecuado a las exigencias, tanto de nuestra Armada como de nuestra BRIMAR, seguiremos como hasta ahora: la Infantería de Marina con más historia del mundo no tiene "quien la lleve a pasear".

 

Para saber más:

El Grupo DELTA de la Armada.

http://www.blimdanet.com